Las bodegas son subterráneos construidos aprovechando desniveles naturales, bien en un cerro, bien en la ladera de un valle, o en pequeños montículos junto a caminos, para conservar el vino hecho con la uva de la zona y en muchos casos, aunque no era su fin, la cosecha anual de patatas y de castañas. Las bodegas están aisladas de cualquier otra edificación, sea casa o pajar. Pero no hay bodegas solitarias, sino que se hacían unas pegadas a otras
Las bodegas están construidas en un tipo de tierras arcillosas que permiten realizar cuevas artificiales con cierta facilidad, que al contacto con el aire se va endureciendo hasta adquirir gran dureza. La bodega tiene una condición muy favorable para la estabilidad del vino, y es que mantiene la temperatura constante todo el año, entre 14 y 16 grados centígrados. Esta cualidad hace que sean cálidas en invierno y frescas en verano.
No son muy grandes, aunque en todos los pueblos suele haber excepciones, no creo equivocarme si digo que la media debe rondar los 40 metros cuadrados y estructuralmente se organizan en dos crujías:
La bodega
El lagar
No son muy grandes, aunque en todos los pueblos suele haber excepciones, no creo equivocarme si digo que la media debe rondar los 40 metros cuadrados y estructuralmente se organizan en dos crujías:
La bodega
El lagar
Sistema de construcción
En el sistema tradicional de construcción de bodegas, primero se practica un corte vertical en la ladera del cerro o teso, que permitirá a continuación la construcción de la entrada excavando en horizontal. No en todos los casos pudo hacerse de esta manera, según la zona esta perforación puede ser casi horizontal o muy tendida, en rampa o en escalera, descendiendo en una profunda zanja.
Al llegar a la capa de arcillas arenosas se inicia el trazado de la bodega propiamente dicha, lo que suele ser hacia el metro y medio o los dos metros como mucho.
Después se excava para hacer la primera “zarcera” (en algunos pueblos zarcero) o agujero de ventilación, avanzando a partir de ahí en horizontal, hasta completar la planta de la bodega, abriendo paulatinamente las restantes zarceras de aireación en número variable en función de la extensión de aquella.
Se hacían a pico y pala sacando la tierra en cestas y calderos, a veces con ayuda de un torno de madera y otras subiendo la escalera con las cestas a hombros. Avanzar en la excavación, picando la arcilla, resultaba relativamente fácil en un primer momento, algo que contrasta con la dureza que adquiere después al contacto con el aire. La tierra extraída se iba echando sobre la misma bodega en su parte externa, para protección, de modo que al formar caballete hacía escurrir el agua de lluvia evitando filtraciones. Con frecuencia se colocaban encima de las zarceras y del callejón recortes de césped del prado, llamados “cespedones”, con la hierba hacia abajo, para facilitar esta operación.
Estructura
Muchas bodegas constan de un vestíbulo en el que se coloca la puerta de acceso. Una llave de gran tamaño es la encargada de correr el cerrojo. La puerta, a menudo de palos entrecruzados, otras veces tienen diversos cortes en las tablas, aparentemente decorativos, pero su finalidad es la de servir de entrada de aire y luz.
Para ventilar la bodega, limpiar el aire y mantener la temperatura se abren en vertical algunas chimeneas que se estrechan a medida que ascienden, denominadas zarceras, que pueden rematar a ras de tierra o en una pequeña construcción de adobe, una mezcla de barro y paja, según la costumbre del pueblo. El número de zarceras indica el tamaño de la bodega y generalmente se abren en medio de las “salas” o ensanchamientos principales de la bodega.
Las zarceras al ejecutarse, se excavan simultáneamente del interior de la galería hacia arriba, y desde arriba, desde el interior, hacia abajo, por medio de un pozo, que se traza cónico, de mayor a menor, con su base máxima en la profundidad, en el suelo, en el lugar de las cubas.
Una de las zarceras, la de mayor tamaño también llamada “vaciadero” se sitúa sobre el lagar, y por allí se echan las uvas de la vendimia que se recoge en cestos pequeños, de mimbre, llamados “talegas” y otros más grandes llamados “talegones”.
La bodega está simplemente excavada en la arcilla, en forma de bóvedas ligeramente apuntadas, sin llevar ningún tipo de refuerzo estructural o complementario. Algunas bodegas pueden tener bóvedas de ladrillo y muros de piedra o ladrillo, pero suelen ser reformas modernas. Las entradas a las bodegas suele hacerse desde el vestíbulo, un resguardo en la fachada que generalmente está construido en adobe o piedra.
Detrás de la puerta, se enlaza con el “callejón”, una zanja de 1 metro de ancho, aproximadamente, cuyo techo, en muchos casos, tiene forma de medio punto, que baja hacia la primera crujía de la bodega y los flancos de ésta. En muchos casos, en la parte mas alta del callejón se hacia un falso techo con palos atravesados para colocar las podas de las vides o los aperos de la vendimia.
En muchas bodegas, tras bajar los primeros escalones que nos conduce a su parte inferior encontramos un pequeño hueco a media altura de la pared que se utiliza para dejar la jarra, algún vaso y las velas o el candil. Para la iluminación de la bodega, aún hoy, se usan velas y candiles de aceite o petróleo, antiguamente también los había de carburo.
A los lados del que podríamos llamar pasillo central se hacen unos ensanchamientos, de seis en seis metros, de ocho en ocho, de más en más a veces, según lo pida y consienta el terreno. Estos ensanchamientos en la galería, son los que se llaman “sisas”, en los que están colocadas las cubas y cubetos; y se completa con la segunda crujía de la bodega, el “lagar” que en algunos casos está en el fondo. Tanto el pasillo central como el lagar suele ser de forma irregular y se encuentra a unos 3 ó 4 metros de profundidad. El suelo suele ser de la propia arcilla apisonada, excepto en la zona del lagar.
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